miércoles, 10 de noviembre de 2021

25 Años de la Formación Universitaria de Locutores en Venezuela

Enrique Castejón Lara

Noviembre, 2021


Los avances producidos en el estudio de la comunicación social, a partir de los procesos de renovación académica de los años setenta en varias universidades del mundo, hizo que en algunos países, incluyendo varios en vía de desarrollo, se empezara a visualizar el estudio de esa disciplina de una manera holística.


Esa nueva concepción hizo que los investigadores y académicos no sólo centraran su atención en los ejes de la clásica estructura comunicacional (emisor — canal-mensaje — receptor), sino que también evaluaran los diversos sub-componentes de cada uno de ellos. De ese modo, se comenzaron a realizar estudios, a nivel del emisor, que incluían a las más diversas fuentes y promotores de información en todas las instancias posibles. En el caso del periodismo, por ejemplo, no sólo se le prestó atención al reportero y sus informantes, sino también al Jefe de Información, a los secretarios de Redacción* (cuando existían) y a los editores de secciones.


Sin embargo, en el mundo audiovisual, específicamente en la Radio, no se le había prestado atención a un componente fundamental en la sub-estructura de la fase inicial del proceso de  comunicación de masas. Ese componente es el locutor, la persona encargada de cumplir con la mayor fidelidad posible el último paso para la colocación del mensaje en el “canal” de transmisión. En el caso específico de Venezuela, ese último paso había comenzado a presentar serias fallas que se se generalizaban de manera preocupante, conforme se incorporaban nuevos locutores sin formación previa. Por eso, los sectores académicos y profesionales comenzaron a hacer observaciones críticas a la calidad de su desempeño.


Instituciones como las escuelas de Comunicación Social del país y el Colegio Nacional de Periodistas, comenzaron a plantearle al gobierno la necesidad de evaluar la formación de los aspirantes a locutor antes de otorgarle la certificación legal. Esas recomendaciones, finalmente, fueron escuchadas a mediados de la década de los noventa, cuando el Ministerio de Educación**, dependencia gubernamental encargada del otorgamiento de los certificados de locución, traspasó a las universidades la responsabilidad de la selección de los nuevos locutores.


La primera institución contactada fue la Universidad Central de Venezuela y el encargado de canalizar esa solicitud fue el profesor Adolfo Herrera, quien en ese entonces era el director de la Escuela de Comunicación Social (ECS). De inmediato, él se convirtió en el gran facilitador de la solicitud del Ministerio de Educación. Sin embargo, como era de esperarse, encontró una serie de obstáculos, la mayoría de ellos burocráticos, legales y funcionales dentro de la estructura académico-administrativa de la Universidad. Su idea inicial, como lo refirió en una oportunidad, era crear un Instituto de Estudios Superiores de locución, en virtud de que resultaba poco menos que imposible propiciar cambios en la estructura académica existente en la ECS.


La decisión del Ministerio de Educación y los problemas que frenaron los proyectos del profesor Adolfo Herrera, generaron una enorme presión por parte de los aspirantes a locutores, ya que el gobierno del doctor Rafael Caldera, al traspasar la responsabilidad de la aprobación de su certificación a las universidades, automáticamente había suspendido cualquier trámite de manera directa.


Me correspondió, a mediados de 1996, heredar esa presión de los aspirantes a locutores, como el nuevo director de la Escuela de Comunicación Social de la UCV. Conocía los proyectos del profesor Herrera y los enormes obstáculos que había enfrentado. Por esa razón, no quedó otra opción que precisar con las autoridades gubernamentales su visión del problema. En esa conversación, el responsable directo de la emisión de los certificados enfatizó que sólo nosotros, como representantes de las universidades, podíamos decidir cómo formar a los nuevos locutores y que ellos avalarían nuestra decisión suscribiendo los nuevos certificados. 


En virtud de eso, comenzamos a evaluar diversas opciones consideradas académicamente factibles. También nos aseguramos de que la decisión que se tomara nos ayudara a atender rápidamente la fuerte demanda de los aspirantes a locutores. Finalmente, la solución fue un curso especial dirigido a egresados universitarios de cualquier profesión o especialidad. Eso, sin duda, lograba cubrir uno de los requisitos más importantes: la formación académica y profesional. Sólo había que estructurar un contenido centrado en la enseñanza de los principales aspectos teóricos y técnicos de la comunicación social, el adecuado manejo del castellano, fonética, dicción, principios éticos, etc.


Fui realmente afortunado al contar, dentro de la institución, con el apoyo total de la entonces decana de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, profesora Josefina Bernal, y con la colaboración de profesionales muy valiosos y capacitados para emprender ese complejo proyecto. Entre ellos se encontraban el muy apreciado y recordado amigo Luis García, destacado periodista del mundo audiovisual y profesor por muchos años de esa especialidad, quien me acompañó en el equipo directivo como Coordinador Administrativo; Clarita Medina, profesora de la Cátedra de Radio y secretaria del Consejo de Escuela; Antonio Almeida, profesor de TV y quien constituyó un sólido pilar organizativo; Guillermo López, profesor de Periodismo y ex-director de la ECS, quien aportó valiosas experiencias académico-administrativas; Gerardo Oviedo, Coordinador de Control de Estudios y miembro de la Cátedra de Periodismo, y Luis Angulo, Coordinador Académico y miembro del Departamento de Castellano. Además, los cursos se fortalecieron con la participación entusiasta de los mejores profesores de la Universidad en las distintas áreas incorporadas al plan de estudios.


Aunque el curso estaba dirigido sólo a profesionales universitarios, también se admitieron estudiantes de los últimos semestres de las diversas escuelas de Comunicación Social del país, con la condición de que sólo se les entregarían los certificados de locución una vez finalizada su carrera. También se aprobó exonerar del curso a aquellos estudiantes de la especialidad audiovisual que aprobaran los talleres de locución existentes en el pénsum regular de la ECS, aunque el certificado también se les entregaría después de obtener su título profesional.


Los cursos se iniciaron hace 25 años, en 1996, entre los meses de octubre y diciembre, y se dictaban sólo los sábados para darle mayor oportunidad de participación a los profesionales universitarios que trabajaban durante la semana y para facilitarle la asistencia a quienes residían en el interior del país. Esa planificación, además, permitía utilizar a plenitud las instalaciones de la ECS.


Al terminar, en 1999, mi gestión como director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, los cursos de locución se interrumpieron, aunque, luego de algunos años, se restablecieron. En la actualidad, bajo la gestión del profesor Alejandro Terenzani, los cursos han sido adaptados —entre otras razones, por la pandemia del Covid-19— a la modalidad en línea utilizando las plataformas tecnológicas ofrecidas a través de Internet y gracias al convenio firmado con el Colegio Nacional de Periodistas.


Es muy satisfactorio para mí que, luego de 25 años, la certificación universitaria de los locutores del país aún se mantenga. Por ello, me enorgullezco de haber sido actor y parte de esa historia, junto a un equipo humano de extraordinario talento liderado por el recordado amigo Luis García. Gracias a todos ellos, nació la formación universitaria de los locutores en Venezuela. 


Entre los años 70 y 80 del siglo pasado, los procesos editoriales dentro de los medios de comunicación cambiaron producto de la incorporación de las computadoras. Esa circunstancia hizo que la entonces emblemática figura del Secretario de Redacción, factor fundamental en la corrección de estilo, desapareciera para darle paso a los editores de áreas o secciones, encargados de la revisión de textos digitales.

** Durante el segundo gobierno del presidente Rafael Caldera.


jueves, 11 de marzo de 2021

Social Media Users

A Smarter Social Media User Wanted

No New School, All Schools for His Training


By Enrique Castejon-Lara

© ECL, 2021

@ECastejonL


Abstract:

Intentionally or not, social media users have become a disruptive factor in the news broadcasting system by echoing fake news, manipulated messages and propaganda. For this reason, some sectors of the political and academic areas have suggested the establishment of control mechanisms, the first ones, and a special training, the others.




Historically, technology has provide wonderful tools to improve journalism practice and, at the same time, to impulse the development of mass media, specially since the second half of the XX century. All that progress meant a huge support for the news system establishment. And it looked good enough for every one until, at the end of that century, appeared Internet changing, in a remarkable way, the current information panorama, specially after the naive and cute social media emergency. For the first time in mass communication history, a new player without experience nor adequate training, broke in the regular news broadcast system all around the world.


As it happened at the middle of XX century with journalists, some mass communication experts and academics have suggest the creation of special courses to train social media user. However, the circumstances are quite different. News reporters work for self controlled (and public audit) mass media. Users of chatting applications are totally free to work on them. It is their right. To try control them directly or by government restrictions is a clear violation of a basic human right.


Only in the case of the amateur radio operator, Ham, who become very popular in the first half of the last century, it was necessary to establish rules and limitations. But, that situation was, also, special. No everybody had the money to buy a short wave radio nor a lot of people liked to use such devices. Hams are, indeed, very particular “communicators” and they understand clearly their specific rol and social compromising.


Nevertheless, it is true that social media users are disturbing the entire news broadcast system allowing and promoting the diffusion of fake news, manipulated information and propaganda. So, what can it be do? Democratically, the only way that look possible is the generalized training of people through the regular education system, introducing new subjects in existing civic awareness or ethics classes. Of course, this is a long term and relative solution. Not all people who receive civic and moral instruction act responsibly. But, the beginning is waiting for.



References:


Castejon-Lara, Enrique. Fake News Conspiracy: Use of Information Anarchy of Social Media to Siege Press. Kindle Direct Publishing, 2019.


Pember, Don R. Mass Media in America. Macmillan Pub Co, 1991.